Editorial 3
martes, abril 01, 2008 Posted In Editorial 1 Comment »Los discursos tienden a ser una forma de convencimiento para los oyentes, son palabras agrupadas para referenciar ideas respecto a un determinado tema.
Claro está que el discurso debe ser una forma libre de expresión, en el que se establecen pautas generales y particulares sobre ciertas cuestiones de vida y de las personas. Por medio del discurso muchos personajes históricos han logrado, por el largo de muchos años, la adhesión o el rechazo social, político o cultural.
La palabra tiene fuerza, el discurso es una fuerza suprema que devela, aún en lo que no se dice, información importante sobre el interlocutor y el redactor del discurso.
La creencia en la libertad de expresión, nos dice que debemos respetar la opinión del otro aún estando en desacuerdo, lo que no quiere decir, por el contrario, que acatemos sus letras punto por punto, pues la libertad de expresión no es una forma de dominación sino una forma de liberación.
Entonces, cuando alguien utiliza mal las palabras y hace un discurso soberbio y atrevido, desafiante y poco claro, genera que los oyentes sientan rechazo o aceptación, dada las características mencionadas al principio de este párrafo, este tipo de discurso tiende a repeler más que a sumar.
Un buen discurso es aquel que logra llevar un mensaje aún con la discrepancia general, pero que consigue el respeto en la disidencia, evitando el caos y la confusión. Jamás palabras soberbias y orgullosas podrán llenar el corazón humano.
Si uno quiere generar un cambio, debe ser el cambio, si uno quiere hacer política debe ser político y si uno quiere que le sigan, debe ser abierto. Reconocer el error y mejorar son posibilidades que tenemos como personas pensantes, sensatas.
La humildad en los grandes demostró en el transcurso de la historia que ha logrado más adeptos aún en tiempos muy lejanos de su existencia, hablemos de Gandhi, Guevara, Luther King, Lennon. El tiempo de ellos ha pasado, sus contemporáneos los acompañaron y los descendientes de éstos también.
De nada sirve sentirse grande si en verdad no se es grande, y la grandeza no está determina en poder y posesión, sino que la grandeza está determinada por hechos, creencias y valores, representadas en actitudes positivas para con uno y el entorno.
Creo que la forma de conservar la paz y el consenso es buscando los mecanismo para llegar a las personas, proyectarles las ideas y los cambios de tal forma que, puedan sentirse convencidos y participes, a su vez, puedan entender que tal vez no se trata de una cuestión particular, sino que se trata de un trabajo colectivo que se realizará en beneficio y en pos de un cambio para el bienestar general. No se habla de dominación, sino que más bien se trata de democracia, como la de antes, en donde alguien que estaba capacitado para orar decía y proponía sus ideas y el pueblo atento y no menos manso, escuchaba y daba a conocer también su opinión al respecto.
Claro está que ahora existen los medios de comunicación para entorpecerlo todo, manipular el discurso y generar caos por cuestiones de interés netamente económico ideológico. Pero eso ya es otro tema, porque para defenderse de esto el discurso debe ser fuerte, coherente, consistente y permeable.
Nada que un buen orador, seguro de sus ideas no pueda plasmar en palabras para su gente.
“Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.”Aristóteles (384 AC-
Valeria Elías
1 comentarios:
tercera editorial y veo que también hay menos contribuyentes... ojalá este blog mejore (aunque me imagino que me dirás que soy muy agresivo)
:-S
chau
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