Editorial 25

jueves, abril 01, 2010 Posted In 0 Comments »
El sistema de creencias de una persona se va gestando con el paso del tiempo. No es solo lo que a uno le inculcan de chico, sino que además, uno va aprendiendo de la propia experiencia. Creer o no creer en algo depende mucho de la fiabilidad que se encuentre en el paradigma propuesto.
Para poder decir que creemos en algo debemos estar confiados, es decir, sentirnos confiados en aquello que nos es ofrecido como verdad, divinidad, o realidad. La confianza es también, algo que se va generando con el paso del tiempo y la experiencia personal, confiamos a medida que eso nos va brindando seguridad, tranquilidad y contención.
Cuando negamos una verdad es porque de alguna forma no estamos tomando por cierto eso que se nos presenta, no podemos tomar por cierto aquello que nos deja dudas, incertidumbres o malestares internos. La verdad tiende a liberar el corazón del hombre.
Las creencias religiosas por lo general, nos son heredadas de la familia, pocas veces las personas toman una religión sin verse tentados por algún motivo sentimental. Las religiones imponen el creer sin ver, que es lo ideal para la tranquilidad mental de las personas, pero a su vez, la mente humana es un aparato curioso e inquieto que pretende encontrar todas las respuestas a las preguntas.
Vamos forjando el sistema de creencias acorde, también, a aquellas experiencias que nos marcan psicológicamente, salvo que exista un impedimento patológico por el cual o no se cree nada de nada, o se lo cree todo. No damos lugar a la duda o cuestionamiento.
La verdad exige que se dude de ella, la mentira provoca que se genere un mecanismo de defensa ante la posibilidad del error, del daño, de lo que pueda surgir de la mentira, en cambio la verdad es un filo único e indiscutible que parte y desangra, pero jamás destruye o mata.
Concientes de las consecuencias, uno va tanteando en que poner o no su fe, su amor, su reconocimiento y consideración. A nadie le gusta ser engañado, sentirse defraudado o perder aquello por lo que tanto peleo.
“Las creencias son los móviles de la actividad humana.” José Ingenieros
Podemos por medio de una creencia mover el mundo, cambiar el sentido de las cosas, podemos sentirnos verdaderamente pertenecientes de algo, de alguien…
Pero todo depende, depende de cómo se van dando las cosas, la vida. Para poder llegar a descifrar a que nos aferramos en la vida.
Yo creo en el amor, en el esfuerzo, en el universo y por sobre todo creo en mí, como persona y como parte de mi propia verdad.

                                                                       Valeria Elías

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