Editorial 23

lunes, febrero 01, 2010 Posted In 1 Comment »
Hay que construir el presente de tal forma que cuando sea pasado no nos persiga. Actuar lo más sensato y certero posible, con la conciencia de un futuro mejor, con la seguridad del bienestar propio.
Lo que hacemos, lo que decimos, y hasta lo que pensamos nos trae consecuencia con el tiempo.  Uno no puede adentrarse al destino, pero sí puede ser el constructor de un futuro mejor.
Esto no quiere decir andar de hipócrita por la vida obrando para que todo nos salga de diez, porque señores, así no funciona el sistema. No sirve hacer daño y después pedir perdón constantemente, porque se reincide una y otra vez, tampoco sirve el forzarse por mostrar algo que no se es, porque con el tiempo termina saliendo a la luz en forma de explosivo.
Es un acto a voluntad y conciencia cada decisión o pensamiento de la vida, es el poder que tenemos los seres humanos de poder crear el pensamiento que genera el sentimiento que hace la acción.
El cambio depende de uno, nace de la necesidad de cada ser, de poder adaptarse mejor a las circunstancias sin perder la esencia, de la necesidad de superación para mejorar el estado natural de las cosas, depende de cada persona, de cada ser quedarse o avanzar.
Vivir el presente es lo más difícil, porque lo único que conocemos y manejamos es el pasado, el presente es nuevo y el futuro incierto… Entonces, ¿cómo hacer? Forjando una mentalidad sana, con ideas puras y luminosas que apunten hacia las zonas de mayor impacto sensible para humanizar cada decisión cada pensamiento.
Vivir en el pasado puede ser en este caso muy negativo, pues en el presente las cosas del pasado ya cambiaron, mutaron y hasta algunas desaparecieron de nuestra realidad, esto no nos debe resentir contra la vida sino más bien, abrirnos a ella, tomar como un desafío, como una aventura el día que inicia forjando cada vez más una mejor persona.
Vivir en el futuro es aterrador, pues ¿cómo se puede saber como será el futuro? Serían proyecciones, sueños, deseos, pero cosas pocos reales, la proyección a futuro sirve únicamente para avanzar en el presente diario, como objetivo por alcanzar, como un abanico de posibilidades por descubrir.
Hay que buscar la forma más armoniosa y personal de vivir la vida, sin compararse con nadie, sin medirse con el prójimo y sin cuestionar los designios de la vida. Uno debe hacerse a uno mismo a costa de la propia sangre, el otro solo es un aditivo, no siempre es bueno, no siempre es malo…
Aventurarse a vivir lo mejor posible uno mismo, y cambiar la propia realidad es un desafío constante y permanentes de quienes ven en la vida una oportunidad.
“Yo soy el dueño de mi destino, el capitán de mi alma, el general en todas mis batallas, el maestro que se imparte sus propias enseñanzas”  

                                                                                                  Valeria Elías

1 comentarios:

George dijo...

ajá. me gustó la primera frese... me recordó a algo que dice esa niña que dibuja liniers mientras la niña juega "construyendo nuevos viejos recuerdos..."