L'autre côtè du mirroir

Conocer a una persona antes era más sencillo, ahora si no tenemos una computadora y red, parece imposible conseguir un amigo, una cita o un novio o amante en su defecto. Antes eran los mail, después, el Chat, ahora son esas redes sociales conocidas como “libro de cara”, donde se expone la vida intima de los seres en pos de conseguir un huesito para no sentir la soledad.

El problema de estas redes es la exposición innecesaria y desautorizada de quienes a veces aparecen en ella, ejemplo, uno concurre a una fiesta, le sacan una foto y lo suben al “libro de cara” ahí uno queda expuesto ante la mirada de desconocidos en su intimidad sin tener la menor intención de hacerlo.

Otro de los usos que le dan a estas cosas es mostrarse con alguien, hasta simulando una pareja, o escondiéndola en amistad, o simplemente fotos sin sentido que sólo muestran determinados momentos de la vida intima. Claro, al estar todo tan expuesto en estos tiempos lo que esta fuera de todo es querer tener intimidad o espacio para personas determinadas, al parecer cuanto más personas conozcan de tus cosas, más aceptable sos.

Pues bien, hemos perdido la decencia, y también la integridad, nos encontramos en la calle y no sabemos como saludarnos pues no tenemos los emoticones adecuados para hacerlo, no nos abrazamos pues quedaría feo decir como en el Chat “un abrazo” entonces solo te miro como si y listo, tuviste que sentirlo sino perdiste.

Existen también esos lugares para colgar fotos y escribir cosas, esos que generaron las recientes tribus urbanas… ¿Quién dijo que vamos evolucionando? Darwin haría una fiesta si estuviera presente en este tiempo. Mostramos las miserias de la ignorancia, de la imprudencia, de la infidelidad, exponemos la intimidad de la pareja al punto de perder la vergüenza o bien, simulamos tener una historia para no sentirnos menos importantes.

Lo que muchos ignoran es que esas fotos subidas, pasan a ser propiedad de los dueños del servicio (lo llamo así porque en realidad no se que son ni para que sirven). Ciertamente como comunicadora social puedo decir, que el hombre siempre tuvo la necesidad imperiosa de comunicarse, invento sistemas de signos y símbolos a lo largo de su evolución para entenderse con el otro, fue generando técnicas y tecnologías para ampliar el contacto con el más lejano, para acortar distancias y tiempos. La fotografía sirve para retratar momentos al instante… pero toda fotografía es publicable?

En lo personal yo opto por no exponer mis fotografías ni a mis seres queridos, ni le otorgo el poder sobre mi intimidad a ninguna empresa internáutica, que pueda disponer de mis cosas cuando le plazca.

Dónde quedó esa costumbre de conocer a las personas con acercarse y tener una sonrisa? ese juego de miradas y esas invitaciones tímidas a tomar un café? A dónde fueron a parar los versos robados, las flores cortadas de jardines vecinos, el abrazo consolador, las cartas escritas a puño y letra, en fin el contacto directo con el otro, el sentirlo presente y verdadero.

Develamos nuestros secretos y misterios a un mundo desconocido que siquiera le importa y respeta eso mismo. Porque la realidad dice que en verdad el otro es solo un contacto indirecto con el que comparto cosas mías generando una intimidad desmesurada y desmedida que no se concreta en nada real o bien, es sólo una momentánea sensación de compañía el encuentro con el otro.

“Cada hombre contiene varios hombres en su interior, y la mayoría de nosotros saltamos de uno a otro sin saber jamás quienes somos.” (Paul Auster)

Valeria Elías